martes, 9 de septiembre de 2014

Dermatitis atópica



Se trata de una dermatitis crónica con tendencia hereditaria caracterizada por una piel seca, enrojecida, agrietada y engrosada, que ocasiona mucho prurito (comezón) y que cursa con periodos de recuperación de los síntomas, seguidos de nuevas recaídas (es común que los pacientes comenten “ya estaba mejor, pero se le volvieron a prender las ronchitas”). La edad de presentación es por lo general antes de los dos años de edad y muy frecuentemente antes de los 6 meses. Hasta un 60% de los casos se presenta por primera vez antes del año de edad y para los 5 años, 80-90% de los pacientes afectados ya han presentado síntomas.

El término “atopia” se usó por primera vez en 1923 en referencia a una aumentada sensibilidad, aparentemente heredada, a ciertas sustancias o situaciones que predisponen a la aparición de la dermatitis y otras enfermedades como el asma o rinitis alérgica. Es decir, se observaba que en una misma familia, varios integrantes eran susceptibles a padecer estos problemas cuando se exponían o tenían contacto con ciertas sustancias o ambientes. Desde entonces se pensaba en un fondo alérgico de base, lo cual en nuestros tiempos ya no es más una sospecha. Ahora se conoce que todos estos padecimientos están relacionados, lo cual explica el por qué muchos niños que en su infancia presentan dermatitis atópica pueden desarrollar posteriormente asma, rinitis u otro tipo de manifestaciones alérgicas.

Característicamente, la distribución y forma de las lesiones va cambiando conforme el niño va creciendo. En los lactantes las lesiones ocurren principalmente en el cuero cabelludo, la cara, el tronco y las superficies extensoras (codos y rodillas). Las lesiones en esta etapa de la vida se caracterizan por una piel engrosada y enrojecida. Es la causa número uno de dermatitis en la infancia.

En la niñez y etapas tempranas de la adolescencia, las lesiones aparecen sobre todo en los pies, las áreas flexoras (pliegue anterior del codo, pliegue posterior de la rodilla) y el cuello. Hacia la adolescencia tardía y la edad adulta, la distribución es también en las áreas flexoras pero además, involucra las manos.

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¿Porque nos da comezón?


La comezón es el motivo por el cual hasta el 53% de la población acude a consulta dermatológica, tomando en consideración que este síntoma es el dato clave de las diez dermatosis más frecuentes. 
Sentimos comezón en la piel por la liberación de sustancias como histamina, calicreína, bradiquinina y serotonina, que a su vez favorecen la liberación de enzimas llamadas proteasas a nivel de las capas más superficiales de la piel.
Existen diversos tipos de comezón en la piel, y dependiendo de sus características pueden clasificarse como:
1. Enfermedad en la piel, como la escabiosis o sarna, pediculosis (piojos), hongos, urticaria, prurigos, dermatitis atópica, fotodermatosis, psicodermatosis (nerviosismo).
2. Enfermedad sistémica, como embarazo, hepatitis, cirrosis, enfermedad renal, diabetes o tumores como leucemia y linfomas.
3. Mixta.
4. Causa desconocida, debido a que a veces no se puede determinar el origen
Es muy importante determinar el origen de esta sensación, por lo que se debe acudir a un dermatólogo, ya que puede ser originado por una piel seca, o hasta por anemia o por un linfoma.

Cuando se presente ese tipo de comezón en la piel, se debe evitar el uso excesivo de jabón, detergentes y el sol.
Lo recomendable es lubricar en forma abundante y frecuente, mientras se acude al médico especialista.
Es importante considerar que en los casos de prurito crónico, se puede generar desequilibrio en la vida personal del que lo padece, altera el sueño, la atención a nivel escolar y laboral, impide las actividades recreativas y puede desencadenar trastornos psicopatológicos en la familia sino se controla a tiempo.

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Hábitos saludables: Ejercicio físico para Pacientes con Psoriasis


El ejercicio resulta muy beneficioso para la salud en general, pero, en el caso de los pacientes con psoriasis, es especialmente importante.

Esta enfermedad se asocia con un aumento del colesterol, los triglicéridos, el azúcar y la tensión arterial, y esto facilita la aparición de arteriosclerosis y problemas cardíacos. Además, muchos pacientes tienen sobrepeso.

Por todo ello, es muy recomendable la práctica de ejercicio físico suave y con constancia.

Lo mejor es caminar por una zona llana o en una cinta y nadar durante una hora y al menos tres veces por semana. Las actividades deportivas con aparatos que se realizan en los gimnasios no son tan adecuadas, pues carecen de la función cardio-protectora que tiene, por ejemplo, caminar.

Existen otras maneras de hacer ejercicio que pueden ser muy positivas, como es el caso de bailar, solos o en pareja. Aunque parezca que no se hace tanto ejercicio, la música también ayuda a moverse. La realidad es que bailar, es un ejercicio intenso y divertido.

Lo más saludable sería practicar deporte a diario, aunque introducir estos hábitos en la rutina diaria no sea sencillo. Sin embargo, el ejercicio nos ayudará a reducir los niveles de grasas y azúcar circulante y a estar más ágiles.

Por otra parte, debería considerarse la práctica de otras actividades que nos ayudan a mirar en nuestro interior: yoga, meditación, relajación…

El paciente con psoriasis soporta unos niveles de ansiedad muy elevados; La enfermedad altera su humor, su capacidad y su forma de relacionarse con los demás y le exige, casi siempre, un esfuerzo mayor para desempeñar sus actividades diarias. Cualquier medida que ayude a reducir estas tensiones será positiva para vivir con la enfermedad.

La ropa adecuada
Es importante elegirla bien. Las prendas han de ser de algodón, suaves, transpirables y holgadas, con el fin de que no presionen de manera importante ningún punto. El calzado será de piel y transpirable.

Los niños y los adolescentes
Los niños pasan buena parte del día sentados en el colegio y, al acabar la jornada escolar, es habitual que se sienten frente al televisor o al ordenador. Les ayudará mucho caminar, jugar en un parque o plaza cercana, correr, montar en bicicleta… Realizar estas actividades les permitirá, además, relacionarse con otros niños y sentirse más integrados y felices.

Cualquier deporte es bueno para un niño o un adolescente con psoriasis. En ocasiones habrá que adaptar la intensidad del ejercicio y la actividad a los diferentes períodos de la enfermedad.

El deporte levanta el ánimo y despierta el afán de superación, lo cual resulta de gran ayuda en estos pacientes, que han de ser constantes en los cuidados y los tratamientos que utilizan para controlar la enfermedad.

Durante un brote grave
Durante un brote grave de la enfermedad el sudor puede resultar molesto y el roce de la ropa o el calzado empeorar las lesiones, en esos casos puede reducirse o cambiar el tipo de actividad, por ejemplo pasear en lugar de jugar al fútbol de modo que no se renuncie a realizar alguna actividad al aire libre si las condiciones meteorológicas lo permiten.

En períodos de brote no resulta recomendable abusar de la piscina. El agua de estas suele tratarse con diferentes compuestos químicos que producen sequedad en la piel y pueden causar picor e irritación en las lesiones.

Si se decide continuar con la actividad, es fundamental ducharse después del baño para eliminar bien los restos de estos productos. Después, se recomienda aplicar una crema hidratante en toda la superficie corporal para evitar la sequedad y la descamación.

Si nos duchamos dos veces al día (una por la tarde, después del ejercicio, y otra por la mañana) conviene utilizar jabones especiales para tratamiento de psoriasis e hidratar adecuadamente la piel.

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